Entrevista Eterman

Eterman: <<El dolor forma parte de la vida y como tal debemos asumirlo>>


Elisabeth Kübler-Ross fue la primera psiquiatra que se aventuró a describir las fases de la muerte: pánico, negación, depresión, pacto y aceptación. Estudió a pacientes en el umbral de la muerte durante toda su carrera y afirmaba que los niños eran los más valientes a la hora de enfrentarse a ella, puesto que aguardaban ese momento como un proceso de transformación. Para la psiquiatra, de origen suizo, la muerte era un renacimiento a una vida superior. Una afirmación que defendió tajantemente. Cuando alguien le decía que los enfermos tenían una alucinación en el momento de la muerte, ella lanzaba este argumento: "¿Y qué tipo de alucinación es esa que permite a un ciego de nacimiento que está muriendo contemplar su cuarto desde fuera de su cuerpo, ver a las personas que lo ayudan, describir los colores de sus uniformes, y acertar en todos los detalles". Kübler-Ross defendió hasta el final la idea de que la conciencia existe más allá de la muerte física.


Elisabeth murió en Phoenix en el 2004, pero tras de ella han quedado fundaciones y discípulos continuadores de su labor. Tal es el caso de Anneloes Eterman, quien aprendió de la doctora a raíz de la aceptación de la muerte de sus dos hijos. Eterman, que se ha convertido en heredera de la médico suiza, durante el pasado mes de mayo, estuvo en Menorca dando unos seminarios sobre cómo cuidar a enfermos terminales.


Muchas de las personas a las que va a dirigir sus conferencias son voluntarios altruistas que cuidan a enfermos en fase terminal. Estos suelen ser momentos de dolor, pero ¿cómo se deben enfrentar?


No debemos tener miedo. Debemos asumir que es una transformación. Además el dolor forma parte de la vida y como tal hay que asumirlo.¡Hay que confiar en la vida!


Kübler-Ross creía, igual que usted, que hay algo más allá de la muerte. ¿Qué piensa usted que hay?


Todos somos gusanos y debemos afrontar el proceso para convertirnos en mariposas


Morir da sentido a la vida, sin embargo se teme que llegue el momento. ¿Cómo aconseja que se viva ese último tramo?


La mejor manera de llegar a la muerte es haber vivido una vida plena y no pensar en el momento final. Además, el sitio más adecuado para morir es la propia casa.


Ustedes han visto morir a muchas personas. ¿Ha sido importante para ellas despedirse de sus seres queridos?


Sí, muy importante. Pero no sólo para los pacientes sino también para los familiares. No poder despedirse de alguien es un lastre que uno puede arrastrar durante veinte años. Es necesario que exista esa última ocasión para decir adiós.


Usted sabe qué es llorar porque perdió a dos hijos.


Las lágrimas forman parte del dolor y son naturales. Yo empecé con la doctora Elisabeth cuando mis hijos murieron. Acepté mi dolor.


Ha venido a España para instruir a un grupo de voluntarios que trabajan con este tipo de enfermos ¿qué le gustaría que calara en las personas a las que se dirige?


La armonía que da entender y cumplir con la vida, porque cuando estamos llenos y en plenitud, encontramos el sentido de la vida y también de la muerte. Hay que llenar la vida de experiencias. Cuanto más plena sea la vida más fácil será la transición a la muerte.