Sales de Schüssler

En el año 1857, tras haber obtenido la licenciatura en medicina, el Dr. Wilhelm Heinrich Schüssler, se estableció en Oldenburg y durante los primeros años ejerció como médico dedicándose completamente a la homeopatía. Pero Schüssler era un investigador nato que se esforzaba en crear una terapéutica claramente delimitada como contrapartida al tesoro de los fármacos con que operaba la homeopatía.

Escribió ensayos prácticos en este terreno y se produjeron nuevos descubrimientos en la medicina, se hicieron progresos en fisiología y las relaciones bioquímicas se fueron conociendo cada vez más. La conjunción de todos estos factores, contribuyó a que Schüssler se convenciera cada vez más de que la vida tiene fases de salud y fases de enfermedad.

En 1874, el Dr. Wilhelm Schüssler, decidió dar a conocer los principios de su terapéutica homeopática abreviada, publicando un folleto titulado "Una terapéutica abreviada fundamentada en la histología y la patología celular". Schüssler estaba muy influenciado por el fundador de la patología celular (ciencia que estudia las enfermedades y sus causas) R. Virchow, cuyo innovador concepto sobre la relación entre toda forma de vida, incluyendo los procesos patológicos, con el "estado de las células", ha tenido repercusiones hasta nuestros días.

Schüssler estaba de acuerdo con Virchow, y afirmaba que debía buscarse la causa de todos los procesos vitales y el origen de todas las alteraciones de los órganos y de los tejidos en la excitabilidad de la célula. Por tanto, creía que el desarrollo y la naturaleza de una patología podían atribuirse fundamentalmente a la actividad de las células.

Al aceptar que la actividad celular normal dependía de un contenido normal en sales inorgánicas, Schüssler dio el paso decisivo que le animó a seguir desarrollando su tratamiento bioquímico. Para Schüssler, las desviaciones con respecto a los niveles normales de sales inorgánicas y de sales alimenticias, y en particular, el déficit de dichas sales era la causa primordial de las enfermedades.

Por consiguiente, en caso de enfermedad, la terapia debía consistir en compensar este déficit aportando sustancias inorgánicas al organismo. Aunque no se trataba de suplir únicamente una carencia aportando sustancias deficitarias al cuerpo, sino más bien se trataba de desencadenar un estímulo en la transmisión de información, capacitando a las células para absorber mejor las sales inorgánicas contenidas en los alimentos proporcionados al organismo, las cuales son vitales para mantener el equilibrio interno del cuerpo.

Estos principios se han ido ampliando con la contribución de la biología, la medicina, la fisiología y sobre todo la química. Y actualmente, forman parte integrante de la bioquímica concebida como la disciplina que se ocupa de las leyes naturales que rigen la vida según las cuales cualquier manifestación de vida y, por consiguiente, también toda enfermedad, está íntimamente relacionada con los cambios específicos que se producen dentro y fuera de la célula.

Hoy en día, cuando hablamos de bioquímica clínica nos referimos a una disciplina situada dentro de la línea iniciada por Schüssler, cuya misión es volver a normalizar la química alterada de un organismo vivo. Schüssler y sus sucesores han demostrado que su repertorio bioquímico abre un campo de grandes posibilidades terapéuticas, que no están únicamente exentos de riesgos, sino que además son completamente naturales.

Schüssler basó su terapia en doce sales minerales presentes en la sangre y en los tejidos. Y les dio el nombre de agentes funcionales por tratarse de sales que ejercen una influencia concreta sobre determinadas funciones orgánicas del cuerpo.

Sales minerales:

1 – Calcium fluoratum

2 – Calcium phosphoricum

3 – Ferrum phosphoricum

4 – Kalium chloratum

5 – Kalium phosphoricum

6 – Kalium sulfuricum

7 – Magnesium phosphoricum

8 – Natrium chloratum

9 – Natrium phosphoricum

10 – Natrium sulfuricum

11 – Silicea

12 – Calcium sulfuricum

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